lunes, 7 de mayo de 2012

Feria de Sevilla 2012

Otro año que se ha ido. 
Del 24 al 29 de abril, Sevilla se ha vestido de colores para acoger a uno de los grandes acontecimientos de sus fiestas de primavera: la Feria de Abril.

Surgió en el 1846 de la idea de un vasco y un catalán para el mercado ganadero. Con el transcurso del tiempo, tuvieron que separar los negocios con el tiempo de ocio que allí se empezó a disfrutar, quedando en nuestros días reducido sólo al segundo hecho. 
Situada en el recinto ferial frente al barrio de Los Remedios, a un cuarto de hora a pie del parque de María Luisa y colindante al río Guadalquivir, se alzan las casetas tras la gran portada, distinta cada año. Las calles, que llevan nombres de toreros importantes de Sevilla, están adornadas con farolillos de papel, de ahí el nombre por el que es conocida en el extranjero "Paper-lanters Fairground". 

Portada 2012: Homenaje a la iglesia del Salvador (Sevilla)
El lunes de feria se le llama Lunes del alumbrao. A las 12 se produce el encendido de la portada llena de bombillas y toda la red de farolillos por todo el recinto. Del mismo modo, también se le llama Lunes del pescaito porque en las casetas, los socios realizan comidas para degustar dicho alimento, típico andaluz, para dar la bienvenida a la feria. 
Trajes de flamenca en la Plaza de España






Desde el martes hasta el mismo domingo, el Real de la feria se llena de colorido con el traje típico de esta fiesta de la mujer sevillana: el traje de flamenca o gitana. Las mujeres aprovechan esta ocasión para resaltar su figura y alegrar la vista con vistosos colores con combinaciones imposibles y una flor en el pelo. Su antigüedad se remonta a los primeros tiempos de la feria, donde acudían las mujeres de los comerciantes, muchas de la etnia gitana y también campesinas, vistiendo con cómodas batas de faena, a las que se les añadía dos o tres volantes. El paso del tiempo dio lugar a que se convirtiera en una moda (de hecho podemos encontrar en la actualidad el SIMOF, que es el desfile de modelos de traje de flamenca realizados por prestigiosos diseñadores del mundo de la moda) e incluso tiene tendencias: cada año se lleva un color, se lleva un tipo de manga o un determinado escote. 

La mayoría de las casetas son privadas: hay que pagar una cantidad para ser socio o tener a alguien que te deje entrar por invitaciones. El resto son públicas: de sindicatos, partidos políticos y distritos. En todas escucharás la música típica por excelencia: las sevillanas, y para disfrutar la feria en su plenitud te recomiendo que sepas bailarlas. Son cuatro con sus respectivos pasos, y se asemeja al arte del conquistar entre un hombre y una mujer. 

Hay una gran variedad de comida que podemos encontrar en las casetas, como los montaditos (dos rodajas de pan con un filete en medio) de carne (suele ser lomo o pollo) con un precio estimado de 2.50€, raciones de pescaito frito, gambas, jamón serrano y el serranito (bocadillo de filete de lomo o pollo con tortilla francesa, pimiento y una loncha de jamón serrano), entre otros. Para beber, lo imprescindible es el vino fino, también llamado manzanilla, mezclado con Sprite, que da lugar a la bebida típica de la feria: el rebujito. Imprescindible también que sea servido muy muy frío, ya que uno se harta a bailar y con todo el calor se toma eso fresquito y al no notarse el alcohol apenas uno se coloca enseguida... pero lo malo es que el efecto se pasa muy pronto. Cada jarra suele costar entre 8 - 10€, depende de la caseta en la que te encuentres.  

Calle del infierno
Para los más pequeños (y no tan pequeños) hay un espacio reservado para las atracciones de feria, llamado "Calle del Infierno" debido a lo ruidosa que es. Noria, el Barco vikingo, tómbolas donde poder demostrar tu destreza y ganarte un peluche, toros mecánicos, coches de choque, atracciones que desafían la gravedad... para todo hay cabida en ese lugar.
Por si te parece muy caro comer en las casetas, aquí puedes encontrar puestos de hamburguesas por 3€, y endulzar tu estancia en la feria con un gofre o buñuelos con chocolate líquido por encima.

La servidora degustando la nube rosa
Una de mis tradiciones es comprarme algodón de azúcar (lo reconozco, soy una golosa) y un gofre en diferentes días de la feria, para rematar el último día con el chocolate con churros de patata.

El domingo a las 12 de la noche Sevilla en peso se coloca en distintos puntos estratégicos (que suelen ser los puentes) para contemplar los fuegos artificiales que ponen punto y final a la feria. Ya luego el lunes siguiente se le denomina el "Lunes de Resaca" y ya uno es libre de ir a clase o no. Yo no fui a la universidad, por ejemplo... pero ese es otro tema.

En la feria si no te lo pasas bien es porque no quieres. Hay mucho trabajo entre esas casetas de madera y lona, para levantar todas las casetas hizo falta mucha mano de obra y semanas y semanas en mantenerlo todo preparado para que disfrutáramos con seguridad de este evento. 

Plano del Real de la feria (Fuente: Wikipedia)
La gente que no ha venido nunca a Sevilla quizás no entienda la felicidad con la que viven las personas aquí su feria. No es un "disfraz" como dicen algunos sobre los trajes. Es más que eso. Es tal la alegría de saber que vas a disfrutar en compañía de amigos o familiares del ambiente que transmite Sevilla en abril, esa alegría contagiosa y esas ganas de bailar que te dan las sevillanas aunque no tengas ni idea de los pasos. Una vez que pruebas, quieres volver. 

Por eso recomiendo a todo el que todavía no haya venido que no dude ni un solo momento en visitar Sevilla en abril, ya que si puede aprovechar y que no se pierda el otro gran evento de las fiestas de primavera: la Semana Santa sevillana, que se realiza dos semanas antes de la feria, ya eso depende en el tipo de diversión que se quiera, si más devota o más fiestera, pero eso sí, ambas son dos grandes obras de arte que nos brinda la capital hispalense para que la disfrute su pueblo y todo el que quiera visitarla.


Y os regalo un poquito de mi sevillana favorita, con la que me crié, con la que cantaba y bailaba con mi padre y con la que disfruto más que nunca de esa feria que se ha ido y que tendré que estar  otro año más esperando a que vuelva.



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