lunes, 4 de junio de 2012

Así se vivió el España - China fuera del campo.

Los sevillanos desempolvaron sus camisetas y banderas españolas para acudir aunque fuese a comprar el pan vestido de esta manera: cualquier excusa era buena para presumir de orgullo patrio, aunque fuera gracias al fútbol.

Y es que la Plaza de España se estaba preparando desde hacía ya dos días gracias al Club Selección (la mayor concentración de aficionados de la Selección Española) para recibir a los últimos campeones mundiales del fútbol que disputaban su último previo a la Eurocopa.


Siempre es un placer ver jugar a a Selección Española. Reconozco que no soy muy forofa del fútbol, pero no me pierdo casi ninguno de este equipo. Llámalo sentimiento de pertenencia, llámalo incoherencia, pero ahí estoy: la primera cogiendo nervios desde que la pelota empieza a rodar por el césped.


Se había colocado el museo de la federación, que ofrece al visitante la posibilidad de fotografiarse con la Copa del Mundo y la Eurocopa, además de poder celebrar con los "jugadores" el triunfo de tu equipo.

Y llegamos a las 22.00 p.m. La plaza de España se empezó a llenar tímidamente, aunque no logró llegar ni al centenar de personas. Era obvio: o bien estaban en el partido (las entradas costaban entre 10€ y 40€) o bien estaban disfrutándolo en una peña, bar o en el salón de su casa. Lo que dijeron que iba a ser "pantalla gigante" en realidad era una pantallita que podía caber perfectamente en mi minúsculo salón, pero aun así no nos echó hacia atrás: éramos pocos pero todos sentíamos lo mismo. 

Pero no había pasado ni 10 minutos desde que empezó cuando de repente se congeló la imagen y se quedó a oscuras. Abucheos, gritos sin perder el sentido del humor de "que me devuelvan el dinero" (era gratis) y bocinas y vuvuzelas, legado del último mundial, sonaban en tono de protesta. Se prolongó durante cinco minutos y empezaron a poner música de entretenimiento, y ahí decidí verlo en la sala de la televisión de la residencia. 

Ya estábamos abandonando el recinto cuando se oyen aplausos: había vuelto la señal. De pronto, abucheos de nuevo. La señal iba y venía a su antojo, y para ese entonces yo ya estaba en el salón viéndolo en un sillón. 

El amistoso China - España transcurrió sin pena ni gloria. En la primera mitad nada de ataques, España parecía dormida ante la China espabilada por el seleccionador español Jose Antonio Camacho.
Salió de inicio con Casillas, Arbeloa, Ramos, Albiol, Jordi Alba, Xabi Alonso, Xavi Hernández, Bustquets, Silva, Cazorla y Negredo, y en la segunda mitad todo cambió: Mata, Navas, Piqué, Valdés, Torres e Iniesta se incorporaron al terreno de juego, y volvió la España atacante, la España que todos queríamos ver jugar. 

Aún así, el gol se resistió hasta el minuto 84 ante una implacable muralla China que demostró un juego ordenado y sereno, por el canario David Silva tras un pase de Iniesta.

Sólo nos queda desearle suerte desde Frecuencia Modulada a nuestra gran selección el próximo día 10 de junio ante Italia a las 18:00 horas, desde Polonia.

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